Conversando con algunos pocos compañeros, colegas y estudiantes, noto que uno de los puntos de encuentro es la escritura: la producción intelectual como fuente y depósito de experiencias.
Esas conversaciones han sido varias y en casi todas resulta necesario cambiar de tema frente a una pregunta insistente: sobre qué y cómo escribo. Al sobre qué escribir, me gusta referirme a las interacciones como motivos de escritura. Partamos entonces de lo común, la conversación.
En mis recorridos por la Internet, encontré -desde el tema de la web social- una argumento para aquellos a quienes no les gusta escribir: Cory Doctorow con relación a la Web y su potencial social afirma: “El contenido no es el rey. Si te envío a una isla desierta y te doy a elegir entre llevarte a tus amigos o a tus películas, tú elegirías a tus amigos (…) La conversación es el rey. El contenido es sólo algo acerca de lo que hablar».
Cualquiera podría contestar desde este punto que no le gusta escribir porque lo que quiere es interactuar, conversar por internet, chatear y conseguir amigos o aprovechar la red para pasar el tiempo (…).
Aunque estoy de acuerdo, creo que precisamente la conversación y la interacción (memoria sobre), son una amplia fuente de contenidos en la web social. Si para Doctorow el contenido es el tema de la conversaciòn, en la web y en general por medios digitales, éste sería parte de un «organom» de interacciones que es preciso vincular: el mundo fìsico y el mundo virtual.
Aunque pueda resultar anacrónico, estoy seguro de que la fuente y depósito de contenidos en la web no puede (no debería) ser nunca la web misma por completo. Es necesario también su polo a tierra en la interacción física y real.
De este modo entonces, para mis compañeros, colegas y estudiantes, la próxima vez podré recomendarles con más ejemplos, que la escritura y la producción intelectual son importantes, en tanto reproduzcan formas de comprender y resignificar lo que han vivido o reflexionado a partir de sus experiencias en la web y fuera de ella.