Existen tres enfermedades que afectan toda disciplina,
todo interés por desarrollar un potencial y alcanzar la excelencia,
esas enfermedades son la duda, la pereza y la soberbia.
(Mabuni Kenei)
En las artes marciales el individuo hace acopio de una serie de recursos con los que ya cuenta, los perfecciona y se perfecciona a si mismo dominando un arte. Aprender y enseñar por medio de recursos tecnológicos, en este ambiente en el que cada vez se hacen más omnipresentes, también debería considerarse un arte.
Sin llegar a considerarme un Sensei, una de las labores que más me agrada y en la que siento el mayor reto dentro del oficio de querer ser maestro, es en la de acercar a los «no iniciados» al arte, al dominio de la tecnología para mejorar la manera en la que aprendemos (y desaprendemos) cada día.
En este oficio, de acoger a «no-iniciados» y apoyar su aproximación y tránsito en el uso de tecnologías como instrumentos a tecnologías como mediaciones, tuve la fortuna de participar preparando a un grupo destacado de docentes de Yopal (Casanare) en su incursión en el Proyecto Casanare Vive Digital, liderado por Constanza Engativa y coordinado por AT&C Consultores, particularmente por uno de sus socios, Alexánder Cuartas. En este Proyecto, los ya-iniciados luego serían recibidos por Andrea Méndez y Luis David Tobón, para trabajar en la aplicación de herramientas y mediaciones quizás mucho más avanzadas (redes sociales y mundos virtuales entre otras).
El contexto
Casanare es uno de los departamentos más ricos de Colombia, pero a la vez uno de los más débiles en infraestructura, tanto vial como de conectividad. Los docentes participantes en el proyecto, la mayoría procedentes de territorios a más de dos horas de trayecto de la capital del departamento, trabajan en condiciones extremas: algunos tienen la más reciente tecnología en portátiles y acceso inalámbrico y otros deben dedicar la línea telefónica de su colegio a la conectividad del único computador que se encuentra reservado a la docente que decidió responsabilizarse del mismo. Ninguno de los dos tiene garantizada la formación ni los recursos didácticos para aprovechar la abundancia o la escasez; sin embargo a ambos les sobran las ganas y la actitud para aprender y provocar el cambio en sus regiones.
La experiencia
Volar dos horas desde la capital del país (Bogotá) a la capital del departamento más rico en regalías pero de los menos favorecidos en infraestructura ayuda a aterrizar las teorías, a hacer balances de apuesta pedagógicas por las formas de aprender con tecnología, ayuda a ver la realidad de la importancia (y futilidad) de las TIC: sin ganas ni actitud no hay tecnología que valga, las TIC son más que tecnología.
Bajo la lluvia pertinaz se aprovecha más… Varias sesiones los días sábados, comenzando a las 8 de la mañana, y aunque la sesión terminaba a las 5 de la tarde, todos aún a las 7 de la noche seguíamos aprendiendo. Con más intensidad y dinamismo que en cualquier espacio, dosificadamente y a grandes sorbos aprendimos y propusimos formas de escribir en nuestros propios blogs, creados por cada docente; casi con un asombro infantil reconocimos wikis y desarrollamos con ellos y sus estudiantes la base de proyectos de aula colaborativos para sus regiones; creamos nuestras cuentas en twitter, hicimos documentos en equipo con google docs y aprendiendo para replicar, creamos y diligenciamos la encuesta de satisfacción de las sesiones (hojas de cálculo y docs). Al final y para quienes la actitud aún superaba el agotamiento bajo el calor del llano, hicimos sincrónicamente entre todos nuestra primera presentación en Prezi.
Regreso a Bogotá más convencido pero a la vez con más preguntas acerca de las formas de aprender y de enseñar con TIC: quizás las TIC no son la respuesta, seguro lo que hacemos con ellas si lo es, pero después de ver la foto
Grupo de docentes graduandos del Diplomado promovido por Casanare Vive Digital. 2012.
y seguir los resultados e impacto de los aprendizajes de los permanentemente-iniciados como yo, allí en el Casanare, creo una vez más que la duda, la pereza y sobre todo la falta de actitud, son las mayores enfermedades que impiden acercarse y dominar el ámbito de las tecnologías como mediaciones; enfermedades que limitan la forma en la que somos, hacemos y sentimos en la actualidad en todos los escenarios, no solo con tecnología.
Realmente lo importante no es la tecnología, sino lo que hacemos con ella y cómo la involucramos en nuestra forma de vida lo que la hace verdaderamente útil.
Sea este escrito una forma de reconocimiento a ese importante grupo de docentes y su trabajo en las regiones apartadas del país.
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